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El Concilio Vaticano II afirma que «la Iglesia peregrina en este mundo es llamada por Cristo a una perenne reforma (perennem reformationem), de la que ella, en cuanto institución terrena y humana, necesita permanentemente» (UR 6a). Ecclesia semper reformanda es, pues, un lema católico, y a lo largo de la historia de la Iglesia se han producido grandes y a veces formidables reformas. Éste es el tema que centra los primeros 32 artículos de mi blog Reforma o apostasía, alojado en InfoCatólica.com, y que ahora publico en esta obra.
En su primera parte considero el concepto mismo católico de reforma y la urgente necesidad que hoy la Iglesia tiene de ella.
En la segunda, expongo solamente algunas cuestiones, unas pocas a modo de ejemplo, en las que esa reforma se necesita. Se ha casi suprimido la dimensión soteriológica del cristianismo, que es central en el Evangelio: salvación o condenación. Las vocaciones, consecuentemente, prácticamente desaparecen en no pocas Iglesia locales. La castidad y el pudor son virtudes ignoradas por la mayoría de los bautizados. Las misiones de la Iglesia han disminuido notablemente su impulso evangelizador. Apenas se pretende la conversión de hombres y pueblos, una conversión que se inicia por la fe, y la actividad apostólica va limitándose a la beneficencia. El adulterio de los cristianos que pasan a un «segundo matrimonio» va estimándose como algo penoso, pero inevitable a veces y tolerable. Lo mismo que la anticoncepción. Es muy escasa la fe en el demonio, y la vida presente apenas es entendida como una batalla continua entre Reino y mundo. El horizonte luminoso de la Parusía no está presente en gran parte de los cristianos...
Son únicamente unos ejemplos. En el resto del blog, que ya se acerca a los 150 artículos, se trata de otras muchas cuestiones –divinidad de Cristo, virginidad de María, Eucaristía, necesidad de la Iglesia y de los sacramentos, etc.– que están exigiendo confirmación en la fe católica y, por tanto, reforma. Reformatio mentis.
En la tercera parte trato del lenguaje propio de la fe y de la predicación, demasiadas veces silenciado o debilitado hasta la insignificancia. Son temas fuertes y urgentes.
El Señor esté con ustedes en todas y cada una de las páginas que siguen.
José María Iraburu
Nuestra Señora la Virgen del Carmen
16 julio 2011