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El orante se encuentra en una situación dramática, pues la maldad triunfa, hasta el punto de que los cimientos mismos del orden social se tambalean (vv.2-3); sus propios amigos le aconsejan huir (v.1). Pero en medio de este caos emerge la confianza en la presencia de Dios (que «está en su templo»), en su soberanía («tiene su trono en el cielo») y en su rectitud como juez («examina a inocentes y culpables») que le llevará a dictar una sentencia justa y definitiva (vv.4-7). De ahí su serenidad («al Señor me acojo»: v.1), ante la certeza de que finalmente se impondrá la justicia de Dios y «los buenos verán su rostro» (v.7).
El salmo recoge una experiencia humana frecuente en todas las épocas: el mal parece triunfar por doquier. Antes este torrente devastador, el justo por sí solo nada puede hacer (v.3). Parece que lo razonable es escapar (v.1). Pero la fe nos proporciona la certeza firme e inconmovible de que Cristo es el Señor que desde «su trono» domina majestuosa y soberanamente la historia, y es a también el Juez que discierne entre justo e injusto, entre bien y mal. En esta certeza descansa la confianza del orante. Las palabras «¿qué podrá hacer el justo? - Pero el Señor está en su templo santo» evocan aquellas otras: «Para los hombres es imposible/pero Dios lo puede todo» Mc 10,27); o también: «En el mundo tendréis luchas - pero tened valor: Yo he vencido al mundo» (Jn 16,33).
Sin embargo, la experiencia nos dice que con demasiada frecuencia en la historia de los hombres el mal vence (o al menos parece vencer). En este sentido el salmo apunta a una perspectiva escatológica, al momento en que Dios hará justicia y el mal será definitivamente aniquilado por el poder de Cristo (Ap 18,1-24; 19,1-9; 20,9-15). Sólo en perspectiva de eternidad se pueden encajar los males e injusticias del tiempo presente, con la seguridad de que «el Señor es justo y ama la justicia, y los buenos verán su rostro» (v.7); sólo entonces el «Juez de vivos y muertos» (Hch 10,42) nos concederá que le veamos «cara a cara» (1Cor 13,12) y se alcanzará la justicia perfecta.